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Calderas de condensación

Una adecuada elección de nuestra caldera de gas, nos puede ahorrar combustible, pero lo que no es menos importante y a menudo no contemplamos, es que puede ahorrar grandes sumas de dinero en mantenimiento y reparaciones.

Desde el 1 de septiembre del presente año 2015, las únicas calderas de gas que estarán permitidas instalar y comercializar serán las que estén dotadas de tecnología de condensación y cumplan la norma 5 de mínima contaminación, que nos permite un importante ahorro en combustible.

¿En qué consiste la tecnología de condensación?

“La materia tiene una propiedad física que consiste en que cuando pasa de líquida a gaseosa, absorbe calor del ambiente (esta propiedad la aprovechamos para crear las máquinas de aire acondicionado) y cuando pasa de gaseosa a líquida, cede calor al ambiente (esta propiedad la aprovechamos para crear calderas de gas a condensación)”.

¿Podemos concretar más en que consiste esto de la condensación?

“En una caldera tradicional, el calor que se produce es fruto, únicamente de la combustión del gas. Los humos salen por la chimenea en torno a 170º. El máximo rendimiento que podemos aportar al agua es del 100%, pero de este rendimiento, tenemos que descontar el calor que se nos va por la chimenea y el rendimiento se nos quedará como máximo en torno a un 94 %.

En una caldera con tecnología de condensación, además de mejorar sensiblemente el rendimiento, como consecuencia de una cámara de combustión de forma redonda, que permite una combustión más homogénea y completa, con rendimiento en torno al 98 %, podemos sumarle un aumento de rendimiento por la condensación de los humos.

Los gases procedentes de la combustión de gas natural (humo), contienen una importante proporción de vapor de agua. Si estos gases, los hacemos pasar, antes de emitirlos a la atmósfera, por un intercambiador de calor, el vapor de agua, que tiene la propiedad de condensarse (pasar de gas a liquido) a una temperatura de unos 55º, cederá calor a la materia de intercambio.
En este caso, lo que hacemos es intercambiar calor entre el agua de retorno de nuestra calefacción y los gases de combustión por medio de un serpentín.

El vapor de agua de los gases de combustión se condensa, y como están a una temperatura inicial de unos 170º, cede calor al agua de retorno de la calefacción que esta por debajo de 55º. Esto nos puede aportar un rendimiento adicional de hasta un 10/11%, lo que permite que podamos hablar de rendimientos globales de cesión al agua de 107/108º.

Para que todo esto se produzca, el agua de retorno de la calefacción debe estar por debajo de 50º. Esto siempre será posible cuando trabajemos con suelo radiante o con radiadores a baja temperatura, pero difícilmente en una calefacción tradicional, con el cálculo de elementos de radiador realizado para trabajar con entrada de agua a 70/80º.

En caso de que nuestra calefacción sea mediante radiadores, principalmente de aluminio, será necesario sobredimensionar la instalación. De este modo nos permitirá trabajar con temperaturas de impulsión de unos 55/60º, que nos aseguran temperaturas de retorno lo más bajas posibles, pero como máximo de 50º.

Pero las calderas de condensación, por lo general, son más delicadas y por tanto más costosas de mantener, principalmente por las incrustaciones de cal en el serpentín.
Es aquí, donde juega un papel importante nuestra caldera, RADIANT, con una tradición que data de 1959
El departamento de I+D de nuestra representada, ha conseguido una caldera, que además de ofrecernos un rendimiento al agua del 107%, está dotada de un serpentín de acero inoxidable con un diámetro de sección de 28 mm (Frente a serpentines tradicionales de 14 mm.) que le impide ser obstruido por las incrustaciones de cal y nos permite una limpieza muy sencilla y poco costosa.
Además el 100% de los componentes de la caldera RADIANT son de fabricación exclusiva en la comunidad europea, realizados por profesionales con más de 55 años de experiencia, con absoluto rigor y con las mejores materias primas.
Como conclusión, las calderas con tecnología de condensación, además de ser obligatorias, nos pueden ahorrar hasta un 15/20% de combustible, pero debemos evitar que el gasto se nos vaya en mantenimiento. Nuestra gama de calderas Radiant R2K dispone también de la nueva aplicación IMODULE, que permite gestionarlas a distancia desde un SMARTHONE o TABLET, lo que nos puede generar importantímos ahorros adicionales que en ocasiones pueden llegar hasta un 25% de nuestra factura de gas.

Por último ¿no serán excesivamente caras de adquisición?

“En absoluto. Antiguamente, una caldera de condensación podía costarnos fácilmente 3.000 euros más IVA, pero en estos momentos, los fabricantes han realizado un gran esfuerzo por abaratar costos y, por ejemplo, la RADIANT la encontramos a partir de 1.278 euros más IVA.

Debemos añadir que por normativa y seguridad, una caldera de gas, únicamente puede ser instalada por un profesional autorizado y con el correspondiente carné de instalador.

Publicado en la revista TUDEOCIO.

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